Entre la fantasía y la naturaleza
La naturaleza es una fantasía, pero estamos tan acostumbrados a su realidad, que no vemos lo surreal que es.
Sabemos que la naturaleza desde siempre ha sido una de las principales musas en el arte. Esto no es sorprendente, ya que al observarla con atención, descubrimos que la naturaleza pareciera salir de una historia de ficción extremadamente descriptiva donde no hay cabos sueltos. Pero no sólo es ella de este universo y de nuestro planeta, sino que nosotros formamos parte suya, desde el primer átomo hasta el último. Es decir, somos naturaleza y vivimos diariamente esa historia fantástica.
Tanto la naturaleza, como la fantasía, a pesar de parecer antagonistas, producen un efecto muy similar en mí: un sobrecogimiento a la vez hermoso e inquietante, que no logro dimensionar y que solamente puedo explicar describiendo brevemente por qué he elegido estos dos adjetivos a la vez.
Por un lado, lo orgánico y natural en todas su formas, texturas, ambientes y sensaciones, son prueba de que lo único más cercano a la perfección que existe en el mundo es creación no humana y no es manipulable, por lo tanto, está fuera de nuestras manos por completo. Por el otro, las infinitas fantasías ideadas por la mente humana y representadas en todas las expresiones posibles, son hipnotizantes e invitan a soñar y a explorar infinitamente, pero son ideas tan extrañas a nuestra realidad que nunca podremos experimentarlas del todo. Ambas realidades tanto hermosas como inquietantes.
Entonces, ambas, naturaleza y fantasía, son de cierta forma iguales: igual de inalcanzables, igual de increíbles e igual de necesarias.
Corriendo el riesgo de sonar cursi, me atrevo a describir a la naturaleza como mágica, y es únicamente natural que busquemos ser más de ella y unirnos a su encanto.
Esta conexión entre una realidad y la otra, tiene una infinidad de ejemplos en la obra humana, sin embargo, he decidido utilizar solamente uno.
Echoes, es probablemente la canción con más profundidad de la carrera de Pink Floyd. En ella, los artistas relacionan el océano y la existencia humana, resumiendo en una pieza de 23 minutos llenos de experimentación y composición musical, que en nuestra especie, hemos sido siempre uno desde el inicio de la vida misma, y que necesitamos vernos unidos bajo esa luz.
El siguiente video, realizado por Polyphonic, es una excelente descripción histórica, técnica y filosófica del origen y significado de esta obra maestra. Tanto el contenido como la producción son perfectos para la explicación de una obra tan hermosa como lo es Echoes.
Entendernos como parte de una fantasía tan real es casi increíble, pero al creerlo, vemos la vida desde una nueva perspectiva, que es mucho más grande y significativa que la individual donde todo empieza en un nacimiento y termina en una muerte. Somos mucho más; cada vez que hay un nacimiento, nacemos todos, así como con cada fallecimiento, morimos todos. Y esto es perfecto, porque significa que todo el tiempo tenemos la oportunidad de despedir lo que ya ha cumplido su misión, y permitir que este deceso se done a sí mismo para hacer brotar lo nuevo. Para mí, esa es la descripción más básica y a la vez más maravillosa de la naturaleza: todo existe, no para dejar de existir, sino para seguir existiendo en la existencia de lo demás.